AUTOR: Dra. Silvia Cabrera Carpio
La esperanza de vida ha aumentado, así que una buena parte de nuestra vida vivimos en menopausia.

En las mujeres la disminución en la producción de hormonas como estrógenos, progesterona y testosterona inicia aproximadamente a partir de los 35 años. El tiempo en que se presentan los síntomas de la menopausia varían de una mujer a otra, pero en general suelen presentarse a partir de los 45 años. En términos generales la menopausia es la ausencia de menstruación por más de un año. Sin embargo, aun teniendo ciclos menstruales, las mujeres pueden tener ya un cuadro clínico que sugiere una deficiencia hormonal.

Los síntomas son muy variados, ya que estas hormonas que se han citado anteriormente tienen muchas funciones, no solo las reproductoras, prácticamente en cada tejido y célula del cuerpo tenemos receptores para esas hormonas.

Podemos presentar desde caída de pelo, resequedad de piel y de ojos. Por la pérdida de colágeno tenemos arrugas y también dolores articulares. Hay sudoración nocturna y bochornos, insomnio, alteraciones de la memoria, irritabilidad, depresión, cambios de humor. También repercusiones a nivel metabólico, por lo que se empieza a ganar peso, ya que en general se presenta la llamada resistencia a la insulina; aumento del colesterol de baja densidad (el llamado colesterol malo), aumento de triglicéridos y disminución del colesterol bueno o HDL. A nivel de las mucosas, hay resequedad y una disminución del apetito sexual e incontinencia urinaria. Por otro lado, se va perdiendo hueso y músculo, acumulando grasa. Las mujeres pueden tener una, algunas o todas estas molestias.

Pero más allá de las molestias y la afectación a la calidad de vida, el riesgo está en los infartos al miocardio, osteoporosis y posiblemente un riesgo a presentar enfermedades como Alzheimer. Esto nos obliga a los médicos a pensar que debemos tomar acciones para prevenir estas enfermedades con reemplazo hormonal.

Durante mucho tiempo se han utilizado hormonas sintéticas, estrógenos derivados, equinos, y los llamados progestágenos. Estas sustancias no tienen la misma estructura molecular que nuestras hormonas, por lo que su degradación en el hígado puede tener como consecuencia efectos secundarios ya descritos en muchos estudios, como cáncer, trombosis, entre otros.

Existen algunas alternativas que se utilizan para disminuir los síntomas, tales como antidepresivos, medicamentos para inducir el sueño; otros que se compran sin receta en farmacias o tiendas de suplementos, derivados de la soya o el camote. También los fitoestrógenos, en cremas y que disminuyen los bochornos. Sin embargo, todas estas alternativas no tienen realmente el impacto de disminuir los riesgos que la menopausia implica, como he comentado: el riesgo de infartos, fracturas, y trastornos metabólicos.

Los pellets

Existe una vía de administración muy importante y efectiva, los pellets, que son hormonas bioidénticas comprimidas en pequeños cilindros. Se utilizan desde 1938. Estos pellets se insertan en la grasa del cuerpo y tiene una absorción lenta, aproximadamente 5 meses.

La colocación del pellet es un procedimiento sencillo, seguro, que solo requiere de anestésico y el uso de un dispositivo especial. La colocación no dura más de 5 minutos y no tiene efectos secundarios, salvo casos muy raros o aislados. La paciente se integra de inmediato a sus actividades. No es necesario retirar, y al cabo de los 5 meses se vuelve a aplicar.

La efectividad de los pellets de hormonas bioidénticas ha sido probada en muchos países del mundo. La comodidad, la efectividad y sus pocos riesgos hacen de esta, una herramienta importantísima en las deficiencias hormonales de mujeres y hombres, que mejoran su calidad de vida, una prioridad en la medicina actual.

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